
Perfil de
Gastón Gaudio por
Giuliano Delle Chiaie
Gastón
Gaudio es un
ex tenista argentino recordado por su memorable triunfo en la edición
2004 de
Roland Garros como así también por sus curiosos episodios de crisis
durante varios partidos a
lo largo de su carrera. Es uno de los tres singlistas masculinos de la
historia del país que ganó un Grand Slam, junto con Guillermo Vilas y
Juan Martín Del
Potro. Alcanzó la posición número 5 del ranking en abril de 2005 y se
mantuvo
entre los primeros 10 entre los años 2004 y 2006. Fanático del Club
Atlético
Independiente de Avellaneda, el Gato tuvo una relación de
amor-odio con el público argentino.
Insultado en el mismísimo Lawn Tenis Club de Buenos Aires en el año 2007
debido
a una pésima presentación condimentada con varios arranques de locura,
se
encuentra hoy más querido y admirado. De todos modos, sus seguidores
actuales, acostumbrados a sus usuales y simpáticas entrevistas,
parecen vincularse más con el Gaudio personaje que con el gran tenista
que fue.
Talentoso como pocos
en el circuito, comenzó su recorrido profesional en el año 96 y lo terminó
oficialmente en agosto de 2011, con 8 títulos ATP conquistados, incluido el
preciado Roland Garros. Imposible olvidar aquél torneo, previo a la hegemonía
del español Nadal, que definió ante Guillermo Coria. Una picante final
argentina que traía viejos capítulos de enfrentamientos dentro y fuera de la
cancha y que presentaba a un Coria completamente favorito, siendo en ese
momento el mayor especialista en polvo de ladrillo. Sin duda, esa tarde terminó
marcando la historia de estos dos jugadores para siempre. Comenzó como se
esperaba, un Coria implacable que borró a Gaudio de la Philippe Chatrier
con un contundente 6-0 inicial. El segundo set no varió mucho la escena. El Mago se quedó con el parcial por 6-3. Parecía estar todo terminado, pero
sorpresivamente el tercer set fue 6-4 para Gaudio, más alegre y relajado.
Algunos minutos después aparecieron los calambres en las piernas de Coria, y el
dramatismo y la tensión invadieron el court. El cuarto set fue 6-1 a favor del Gato que
parecía más cerca de la victoria; su rival difícilmente podía moverse y la
diferencia crecía. El quinto set fue una de las mejores películas de la
historia del deporte argentino. Culminó 8-6 para Gaudio, que cerró el torneo
con su famoso revés a una sola mano. Después de este increíble partido, Coria
nunca pudo rearmarse de la misma manera aunque tuvo un buen 2005 y la aparición
de Rafael Nadal terminó de sentenciar cualquier aspiración de los especialistas
en tierra naranja.
En otro vértice, la relación con la
Copa Davis no fue la mejor para Gastón. Después
de participar en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, con una olvidable
actuación que culminó ni bien empezó en la primera ronda, a manos del
bielorruso Vladímir Volchkov por 7-6 4-6
6-1, el argentino pasó un momento difícil en la Copa ambición del tenis argentino en el año 2003.
En España, Agustín Calleri venció al mejor Juan Carlos Ferrero y dejó la serie 2 a 2 con la chance de acceder
a la final. Pero Carlos Moyá lo venció categóricamente y abrió al camino a
críticas impiadosas. Ya en 2004, en su pico máximo de rendimiento, no pudo
representar al país en Atenas por una lesión en su talón, dejando en la columna
de sus deudas una buena actuación compitiendo para Argentina.

Más
allá de títulos, torneos, partidos, copas
y de su talento, lo que diferencia al argentino del resto de los tenistas
de
elite es su cabeza. Grandes de la historia como Agassi, Nadal, Federer y
especialistas externos han remarcado desde siempre la importancia de la
fuerza
mental. El poder sostener la concentración y mantenerse como en una
burbuja, lo
más aislado del contexto, determina quienes serán grandes campeones y
quienes
serán solo grandes jugadores. Es un lugar común frecuentemente utilizado
en el ambiente aquel que descubre que la verdadera distancia entre
el 1 y el 100 del mundo no está en los golpes, sino en la cabeza.
Mientras la
psicóloga deportiva Laura Jiménez, asistente en la UBA, toma su segunda
taza de café, explica
las dificultades de enfrentarse a un deporte individual tan carnívoro,
torneo a
torneo. “El hecho de estar sólo y absorber tanta presión permanentemente
puede
ser incluso más violento que el boxeo” asegura. “El jugador de tenis
debe
negar, ocultar lo más que pueda toda sensación externa al siguiente
punto, todo
aquello que pueda dificultarle el normal desarrollo de su juego” explica
acertadamente la especialista. El libro de Nadal y John Carlin,
Rafa-Mi historia, es un claro respaldo a
estas aseveraciones. El español cuenta en él que desde pequeño entrena con su
tío Tony la capacidad de resistir y de soportar las adversidades, dolores o
sentimientos ya sean positivos o negativos. En el court el jugador debe ser una
máquina y evitar la invasión de cualquier distracción a su concentrada mente.
En este sentido, Gaudio siempre se mostró algo más frágil que el resto de los
tenistas de primer nivel. “Es indudable su talento, pero quizás su cabeza no
era la ideal para soportar este deporte. Se entrevé en sus entrevistas una
clara falta de confianza y una baja autoestima que probablemente producían en
él esa sensación de sufrimiento cada vez que fallaba una pelota” analiza la
licenciada. Por otra parte, se observa cómo los sentimientos fluían en su
cabeza envolviéndolo en el contexto y muchas veces perjudicando su situación: “Cuando
relata el partido con Coria, es común escucharle que después del primer set
empezó a pensar en que no quería que su final fuera la más vergonzosa de la
historia. Luego, suele decir que ya había vivido algo así y que no creía en las
lesiones de su rival o también cuando asegura que tenía decidido qué hacer en un
caso de match point. Es clara la permeabilidad de su resistencia a los
pensamientos externos al juego. En un circuito de caballeros de armaduras de
metal, Gaudio sobrevivió con una armadura de cartón”. Sin duda, con el talento
como arma principal el “Gato” escribió parte la historia grande del tenis
latinoamericano. Hoy puede vérselo participando en algunos capítulos de la tira
Graduados incursionando en la
actuación quizás fomentando el lado creativo o blando de su mente que el tenis
tanto le golpeó.
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